Con el Prof. Gerardo Ciancio en su visita a Gotemburgo

Mario Benedetti y la tozuda uruguayez

 

 

 

Mi primer contacto con la obra de M. Benedetti fue en la explanada y atrio de la intendencia cuando sus libros se amontonaban frente a los puestos de las editoriales en la Feria de Libros y Grabados. La juventud inquieta de esa época hacía cola para comprar Montevideanos (1959), primera obra narrativa que obtuvo un amplio reconocimiento por parte del público y la crítica, y otros libros agotados que se reeditaban. Vaya un recuerdo para su fundadora, directora y poeta Nancy Bacelo, fallecida recientemente.

 

 

 

Pasan los años y el poeta crece y su compromiso no se deja esperar. Y más tarde es el exilio como Onetti, Galeano y otros. La cultura uruguaya sufre un retroceso en el país, los exponentes de una identidad recién elaborada deben de huir. Pero es ahí donde emergen cargando y comunicando lo que construyeron, y son discutidos, pero también queridos; recuerdo como una amiga poeta limeña me dijo un día, " a ese viejito poeta le perdono todo". Es que la poesía de Benedetti cuando recorre el mundo hispano, golpea fuerte y entra para recostarse y quedarse en la gente tanto académica como popular. Y este hombre de Paso de los Toros que a sus 87 años sigue produciendo, acaba de presentar en la Feria del Libro en Montevideo Vivir adrede, es un contribuyente a la identidad de los uruguayos que aún debemos edificar.

Es por eso que escuchamos y aplaudimos la charla de Gerardo Ciancio en la ciudad de Gotemburgo bajo el título, Benedetti, creación y compromiso. El profesor nos acerca las facetas de un periodista humorístico que no conocíamos. Para saber más lo entrevistamos:

¿De qué manera descubrió la obra humorística de M.B.?

Cuando era niño en mi casa había varios de sus libros en la biblioteca de mi madre, una modista lectora y autodidacta. Recuerdo que para mí la expresión "cola de paja" era un libro llamado "El país de la cola de paja", y luego supe el significado de esa locución popular: tener cola de paja. Asimismo, unos años después, encontré en esa biblioteca materna un ejemplar de "Mejor es meneallo" firmado por Damocles, un heterónimo de Mario que desde la clave humorística, realizaba cierta crítica más o menos risueña al status quo, a los lugares comunes, al doble discurso, al ridículo de ciertas situaciones y personajes.

¿Quién es Mario Orlando Fino?

En una conversación con el propio Mario, en el otoño del 2007, me dijo "Pensar que yo era Orlando Fino, no me acuerdo bien, pero cómo me divertía". Salí a la Biblioteca Nacional a revisar diarios de los cincuenta y los sesenta y di con este otro heterónimo del autor de "La tregua". En el libro que publicamos con Jorge Olivera en la Universidad de la República, doy cuenta de este fenómeno humorístico que es Orlando (segundo nombre de pila de M. Benedetti) Fino, e incluso cito algunos ejemplos en la charla. Hasta ahora la crítica no se había asomado a este "personaje". Real de Azúa deja deslizar algo en un libro sobre el ensayo uruguayo contemporáneo, y existen dos o tres menciones más, que yo sepa, sobre la trayectoria de Orlando, un "capocómico" de la prensa montevideana.

¿El neologismo cogollito intelectual a qué se refiere el autor?

Me gusta mucho esta expresión "cogollito intelectual". Hace ya casi cincuenta años, Benedetti observaba este fenómeno de la intelligentsia montevideana: la "rosca" de la "intelectualidad": pocos, conocidos, reiterándose en los eventos. Y lo que es peor, dando lugar a la escasa distancia estética y afectiva entre crítico y "criticado", entre "premiador" y premiado, etc. Yo, un poco en broma , un poco en serio, digo que es una ciudad medio "incestuosa", donde las "proximidades" en su sentido positivo de las que habla Mario, se vuelven, a veces, en peligrosas proximidades (las relaciones peligrosas). Me refiero a la falta de aireación que a veces requiere el campo cultural en un universo reducido.

¿A qué se refiere cuando dice, Un mar Mario de escritura?

Decidí acuñar esos sintagmas "Mario mar", "Mario marea", "un mar Mario de escritura", al ir releyendo su obra y descubriendo la vastedad de la misma es una firma autoral más que instalada en el campo de las letras hispanoamericanas (agrego, en el campo mundial de la literatura, viendo la inmensa cantidad de lenguas en que se lo lee), y la dimensión de su producción (en libro, periódicos, revistas, semanarios, etc.), es tal, que se vuelve una marea, un mar escritural, un corpus literario que requiere permanentemente nuevos enfoques y renovadas visitas críticas. Además esa marea se desborda, continúa: en el año 2007 presentó dos libros "Vivir adrede" de poemas y "Daniel Viglietti, desalambrando" sobre el querido bardo uruguayo y continental. Y se vienen más libros, más mar. Además, revisando archivos de prensa, la marea arborece y se multiplica. Difícil será algún día organizar sus "Obras Completas".

¿M. Benedetti y el fútbol?

Intento dar cuenta de un escritor futbolero, un autor que tematizó el fútbol, su ambiente y su pasión en varios géneros: la narrativa, el ensayo, el artículo, la poesía. Es una tentación genuina la de él por este deporte. Pero conviene leer sus reflexiones en prosa sobre "fútbol: ¿pasión o anestesia?". Además "Puntero izquierdo", cuento que ya tiene más de cincuenta años, es de una vigencia y una contemporaneidad tal, que parece escrito mañana.

¿M. Benedetti crítico cinematográfico?

Otra vertiente benedettiana es esta que mencionás: fue crítico teatral en "La Tribuna Popular" a fines de los años 50 y también retomó esta actividad en Marcha en 1966. Aquí hay otra ola de la marea poco visitada, pero es fantástico leer la frescura de sus críticas sobre la Monroe, o sobre la película española "Calabuch", etc.

¿M. Benedetti crítico teatral?

Casi lo mismo que lo que te decía en la respuesta anterior, ocurre con el crítico teatral: publicaba este género de reseñas en el diario La Mañana allá por el segundo lustro de los años '60. Estaba al día con el mundo del espectáculo, iba a ver muchas obras y sus textos serían un buen ejemplo para que tomaran nota algunos críticos actuales.

¿Cambió su perspectiva sobre el autor?

Cuando uno se pone a leer con cierto rigor, a indagar un universo tan vasto como lo es el de su escritura, no sólo lo publicado en libros (que son más de 90), sino lo que ha quedado disperso en la prensa de Uruguay, España, Cuba, Argentina y otros países del continente, cambia, necesariamente, su perspectiva. Aprende a entender una configuración discursiva como un todo (y por lo tanto, con sus complejidades y vericuetos), y crece la dimensión autoral. Y lo digo más allá de este o aquel texto benedettiano que me gusta o disgusta, que me mueve o deja indiferente, que trabaja con el lenguaje más o que prefiere la llaneza del decir. Muchos de estos son lugares comunes que promueven su no - lectura seria, responsable. O por lo menos lo intentan, porque Mario Benedetti es una escritura ineludible, un mojón de la cultura del mundo hispanoamericano, que no podemos saltear, no hay esquive posible, hay que pasar por ella, leerla, reflexionarla. De ahí, saldremos, sin dudas, un poco mejores.

Los referentes culturales son necesarios para la edificación de los países y el mundo, aunque éstos se modifican con el tiempo podemos constatar que todavía leemos los clásicos y estudiamos a Leonardo Da Vinci para poder comprender la historia de nuestros días.

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